martes, 5 de junio de 2012

ABONO ORGÁNICO I



Cómo hacer abono casero en un lugar cerrado

Si vives en un apartamento no tendrás jardín para fabricar compost casero, pero no por eso debes privarse de su uso en macetas para el balcón o terraza. Veamos cómo hacer abono casero en un lugar cerrado sin generar malos olores.

Como hemos visto, el compost o abono casero es una creación sumamente beneficial no sólo para nuestros cultivos en tierra y en maceta, sino que es además una manera genial de aprovechar los residuos orgánicos, minimizando el impacto ambiental y mejorando nuestra calidad de vida. Pero para quienes viven en pisos y apartamentos en las grandes urbes, la creación de compost casero puede parecer algo lejano de sus posibilidades. Pues ya no: aquí te contamos una manera original y eficaz de crear tu abono orgánico en un lugar cerrado, y mejorar así tus plantas y cultivos.

Para crear tu compost casero necesitarás, simplemente, de una maceta, un balde, un contenedor de algún tipo, que cuente con una tapa. Aunque el compost necesita airearse y quedar algo expuesto para su correcta composición, mantenerlo al aire libre en un apartamento puede atentar contra el bienestar y la sana convivencia. Por ello, haremos una versión de abono casero que se descompondrá dentro de la tierra de los cultivos, evitando así los malos olores.

Coloca algo de tierra dentro del contenedor, procurando cubrir sus huecos inferiores (si se trata de macetas, estos son los agujeros para el drenaje). Esta tierra quedará sumamente enriquecida, y evitará que los olores se dispersen sin límites, al absorber directamente los nutrientes de los desechos orgánicos.

Al cocinar o a lo largo del día, ve depositando dentro de este contenedor los residuos orgánicos sólidos. Éstos son las sobras de alimentos, en especial los no cocidos, las cáscaras de frutas y verduras, las hierbas de infusiones y demás. Para evitar malos olores, no coloques elementos y alimentos de rápida descomposición, como huevos, carnes y demás.

También puedes aprovechar para colocar dentro restos de otros elementos no comestibles, como servilletas de papel, papel tissue y todos los restos de alimentos, como troncos y demás.

Al colocar los desechos, cúbrelos con una capa fina de tierra, de aproximadamente un centímetro de espesor. Esto te ayudará a controlar los olores, y permitirá mayor cantidad de tierra absorbiendo los nutrientes y beneficios de los desechos.

Una vez por semana, remueve este compost con una pala de jardinería, para complementar dicha absorción. En lo posible, mantén la preparación seca, aunque no demasiado. La humedad de los desechos debiera ser suficiente pero sí, en cambio, notas demasiada sequía, puedes humedecer apenas con algo de agua templada.

Luego, simplemente utiliza esta tierra en tus cultivos. Puedes quitar tierra de las macetas, conservándola en otro recipiente, para reemplazarla con esta tierra sumamente enriquecida. Verás que en cuestión de días, tus plantas y cultivos se llenan de nutrientes y lucen estupendos, ¡ayudando a su vez al medio ambiente! .

Plantearse un cultivo biológico, tanto en el huerto como en el jardín, se está convirtiendo en una necesidad imperiosa. Los abonos químicos ofrecen un resultado muy rápido y sorprendente, pero tienen una clara desventaja, y es que acaban creando una tierra improductiva, además de ser contaminantes. Los cultivos siguen un proceso cíclico de influencias, y constituye un ecosistema cerrado, que se ha roto con la introducción de fertilizantes artificiales.

Los abonos naturales se componen de materiales orgánicos que surgen del propio cultivo, sobre todo, restos de podas. Estos componentes siguen un proceso de descomposición gracias a la acción de pequeños animales y microorganismos, como lombrices, hormigas y microbios. El sistema es el siguiente: éstos comen los deshechos produciendo un estiércol, del que se alimentan otros, y así sucesivamente hasta que se completa el ciclo. El resultado es un abono muy rico en nutrientes. 



Abono vegetal hecho en el jardín


Los componentes para un abono de primera calidad no te cuestan nada. Los encontrarás en tu jardín: hojas secas, ramas podadas, plantas muertas, restos de basura, etc. Todos estos desechos que por separado no valen nada, al combinarse te dan una tierra orgánica que sirve de alimento a tus flores y vegetales.

Los expertos jardineros recomiendan elegir un lugar apartado de la casa, como el patio trasero, para levantar la pila de abono. Procura que tenga bastante sombra para que no se seque.

Si quieres puedes conseguir un recipiente para colocar el abono. El contenedor no es imprescindible.

Empieza por acumular materiales desechables como montones de césped cortado, cáscaras de plátano, corazón y troncos de manzana, restos de plantas, etc. A medida que consigas desperdicios, agrégalos a la pila.

Entierra los restos de comida y cúbrelos bien para mantener alejadas las pestes. No agregues grasas animales ni huesos porque atraerás a los animales.

Para lograr una buena descomposición tiene que haber humedad, oxígeno, nitrógeno y tierra: las bacterias ayudan a la desintegración. El fertilizante comercial aporta el nitrógeno.
Para asegurarte que la pila conserve la humedad levanta la capa superior y fíjate en la capa de abajo. Si está seca, agrégale agua. Debe estar siempre húmeda.

Para airearla, remuévela con una pala o rastrillo de tanto en tanto.

De tanto remover la pila y desintegrar los componentes, tomará temperatura constante y luego bajará. Así se producirá la descomposición necesaria en abono.

Empieza la pila de abono en el otoño para que esté lista para usar en la primavera. Los meses de invierno no lo afectarán.

Sabrás que está listo cuando haya tomado un color marrón oscuro parejo. Su textura será la de una esponja húmeda y rugosa y olerá a tierra. Esto ocurrirá en un promedio de 2 a 4 meses.

En el modo tradicional de compostar, en el suelo o en estercoleros, se ponían capas de tierra en el suelo para evitar llamar la atención de roedores a los restos de comida, cosa que no ocurre nunca en un compostador. También se solía añadir serrín para absorber el exceso de humedad.

Los compostadores  tienen la ventaja de que no necesitan energía para funcionar. Tampoco requieren gastos de mantenimiento y están especialmente diseñados y construidos para estar a la intemperie. 

Una vez que el compost está maduro, necesitaremos una criba o tamiz para separar el abono más fino de las partes más gruesas (ramitas, piñas, etc.). Lo más práctico es recolectar todo el compost tres o cuatro veces al año.

Unas cuantas paladas de compost requieren que, con la mano, cubierta previamente con un guante, presionemos la materia para que sólo el abono más fino pase por los agujeros. Una vez tamizado, sólo tienes que decidir qué tierras quieres abonar para producir excelentes cosechas y exuberantes floraciones.

Como hacer compostera y abono orgánico 


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