La
agricultura ecológica no es algo nuevo, lleva miles de años practicándose, ha
sido la agricultura que se ha practicado hasta la revolución industrial y la
consiguiente aparición de maquinaria y productos de síntesis químicos.
Es verdad que
los avances producidos en la agricultura por la revolución industrial han
supuesto, en muchos aspectos, unas mejoras y ventajas inimaginables. Se ha
producido una mejora de las condiciones de trabajo incorporando maquinaria que
facilita y agiliza labores, antes penosas de realizar. Se ha investigado y se
ha avanzado y profundizado sobre conocimientos vegetales, de suelo, de
fauna...a todos los niveles. Se han desarrollado nuevos materiales y nuevos
productos que mejoran el trabajo en el campo.
En
definitiva, se ha avanzado en conocimientos, en comprensión y en medios de
trabajo, pero la revolución industrial también ha producido efectos negativos
que suponen un retroceso con repercusiones a veces inimaginables.
Con la
revolución industrial se comenzaron a utilizar, masiva e indiscriminadamente,
productos tóxicos para controlar plagas y enfermedades que han supuesto la
contaminación y deterioro de numerosos ecosistemas y de miles de personas
directa e indirectamente. También, por un uso masivo e indiscriminado de
fertilizantes químicos, se han contaminado gran parte de las aguas subterráneas
y de los ecosistemas dependientes del agua. Se ha reducido y perdido para
siempre una enorme variedad de plantas cultivadas por adquirir variedades
promovidas por un mercado y una industria de semillas.
Se cultivan
plantas modificadas genéticamente, transgénicos, que sólo benefician a las
empresas que venden productos químicos (tóxicos en su mayoría) para su cultivo,
retardándose la investigación y promoción de plantas con ventajas para la
sociedad en general y que no supongan un impacto negativo sobre los
ecosistemas. Además, estas plantas pueden crear situaciones nuevas,
desconocidas e impredecibles y no se ha adoptado un principio de precaución en
su uso.
Han quedado
en el olvido técnicas sencillas, útiles y beneficiosas para la agricultura
practicadas con éxito y con gran sabiduría desde miles de años por adoptar
técnicas más modernas pero a veces no más útiles o efectivas..
Se han
sobreexplotado las reservas de agua en busca de una productividad excedentaria
de mercado.
Se han
producido, y se están produciendo, fenómenos derivados de una revolución
industrial que están desequilibrando de manera excesiva e incierta la vida en
el planeta.
Si nos
fijamos, los problemas se producen por intereses de empresas que se dedican a la
venta y promoción de productos y técnicas que están produciendo los
desequilibrios y deterioro actuales.
Es curioso
ver como en sociedades donde el desarrollo tecnológico no ha llegado, se sigue
practicando una agricultura ancestral, una agricultura ecológica, con sus
ventajas y sus inconvenientes.
En definitiva
se ha avanzado en muchos aspectos, pero también se ha producido un retroceso y
una degradación nunca antes conocida.
Como
consecuencia de esta realidad se ha producido la difusión y práctica, cada vez
mayor, de la agricultura ecológica. Gran parte de la sociedad se ha dado cuenta
de los aspectos negativos de una agricultura industrial y opta por un modelo de
agricultura que se basa en técnicas respetuosas y beneficiosas con el medio y
por lo tanto respetuosas y beneficiosas para las propias personas.
Esto no
significa, ni mucho menos, que los avances de la agricultura industrial se
dejen aparte y no se reconozcan, se trata de dejar a un lado aquellas prácticas
o productos perjudiciales y retomar aquello que sea beneficioso, visto desde un
punto no solo económico a corto plazo, sino desde un punto de sostenibilidad
ambiental a largo plazo.
Una
definición aceptada de agricultura ecológica es la siguiente:
“Sistema de
producción que evita o excluye de una manera amplia el uso de fertilizantes y
plaguicidas sintéticos, donde se utilizará la rotación de cultivos, la adición
de subproductos agrícolas., estiércol, abonos verdes, desechos orgánicos, rocas
o minerales triturados sin transformar, así como el control biológico de
plagas. Todo ello para mantener la productividad del suelo y del cultivo,
proporcionando los nutrientes adecuados para las plantas y consiguiendo el control
de parásitos, hierbas espontáneas y enfermedades, sin agredir ni deteriorar el
entorno ni a los consumidores de tales productos”
En líneas
generales agricultura ecológica implica:
-
Potenciación de la fertilidad de la tierra.
- Utilización
de abonos orgánicos y minerales.
- No
utilización de abonos químicos de síntesis.
-
Potenciación de la biodiversidad.
- Adoptar
siempre principios de prevención antes que de choque.
- Utilización
de sustancias lo más respetuosas posibles con el medio ambiente.
Resumiendo,
en agricultura ecológica tiene cabida todas aquellas acciones que tiendan hacia
la sostenibilidad ambiental.
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