Cómo hacer abono casero en un lugar cerrado
Si vives en
un apartamento no tendrás jardín para fabricar compost casero, pero no por eso
debes privarse de su uso en macetas para el balcón o terraza. Veamos cómo hacer
abono casero en un lugar cerrado sin generar malos olores.
Como hemos
visto, el compost o abono casero es
una creación sumamente beneficial no sólo para nuestros cultivos en tierra y en maceta,
sino que es además una manera genial de aprovechar los residuos orgánicos,
minimizando el impacto ambiental y mejorando nuestra calidad de vida. Pero para
quienes viven en pisos y apartamentos en las grandes urbes, la creación
de compost casero puede parecer algo lejano de sus posibilidades. Pues
ya no: aquí te contamos una manera original y eficaz de crear tu abono
orgánico en un lugar cerrado, y mejorar así tus plantas y cultivos.
Para crear tu
compost casero necesitarás, simplemente, de una maceta, un balde, un contenedor
de algún tipo, que cuente con una tapa. Aunque el compost necesita airearse y
quedar algo expuesto para su correcta composición, mantenerlo al aire libre en
un apartamento puede atentar contra el bienestar y la sana convivencia. Por
ello, haremos una versión de abono casero que se descompondrá
dentro de la tierra de los cultivos, evitando así los malos olores.
Coloca algo
de tierra dentro del contenedor, procurando cubrir sus huecos inferiores (si se
trata de macetas, estos son los agujeros para el drenaje). Esta tierra quedará
sumamente enriquecida, y evitará que los olores se dispersen sin
límites, al absorber directamente los nutrientes de los desechos
orgánicos.
Al cocinar o
a lo largo del día, ve depositando dentro de este contenedor los residuos
orgánicos sólidos. Éstos son las sobras de alimentos, en especial los no
cocidos, las cáscaras de frutas y verduras, las hierbas de infusiones y demás.
Para evitar malos olores, no coloques elementos y alimentos de rápida
descomposición, como huevos, carnes y demás.
También
puedes aprovechar para colocar dentro restos de otros elementos no comestibles,
como servilletas de papel, papel tissue y todos los restos de alimentos,
como troncos y demás.
Al colocar
los desechos, cúbrelos con una capa fina de tierra, de aproximadamente un
centímetro de espesor. Esto te ayudará a controlar los olores, y permitirá
mayor cantidad de tierra absorbiendo los nutrientes y beneficios de los
desechos.
Una vez por
semana, remueve este compost con una pala de jardinería, para complementar
dicha absorción. En lo posible, mantén la preparación seca, aunque no
demasiado. La humedad de los desechos debiera ser suficiente pero sí, en
cambio, notas demasiada sequía, puedes humedecer apenas con algo de agua
templada.
Luego,
simplemente utiliza esta tierra en tus cultivos. Puedes quitar tierra de las
macetas, conservándola en otro recipiente, para reemplazarla con esta tierra
sumamente enriquecida. Verás que en cuestión de días, tus plantas y cultivos se
llenan de nutrientes y lucen estupendos, ¡ayudando a su vez al medio ambiente! .
Plantearse un
cultivo biológico, tanto en el huerto como en el jardín, se está convirtiendo
en una necesidad imperiosa. Los abonos químicos ofrecen un resultado muy rápido
y sorprendente, pero tienen una clara desventaja, y es que acaban creando una
tierra improductiva, además de ser contaminantes. Los cultivos siguen un
proceso cíclico de influencias, y constituye un ecosistema cerrado, que se ha
roto con la introducción de fertilizantes artificiales.
Los abonos
naturales se componen de materiales orgánicos que surgen del propio cultivo,
sobre todo, restos de podas. Estos componentes siguen un proceso de
descomposición gracias a la acción de pequeños animales y microorganismos, como
lombrices, hormigas y microbios. El sistema es el siguiente: éstos comen los
deshechos produciendo un estiércol, del que se alimentan otros, y así
sucesivamente hasta que se completa el ciclo. El resultado es un abono muy rico
en nutrientes.
Abono
vegetal hecho en el jardín
Los componentes para un abono de primera calidad no te
cuestan nada. Los encontrarás en tu jardín: hojas secas, ramas podadas, plantas
muertas, restos de basura, etc. Todos estos desechos que por separado no valen
nada, al combinarse te dan una tierra orgánica que sirve de alimento a tus
flores y vegetales.
Los expertos jardineros recomiendan elegir un lugar
apartado de la casa, como el patio trasero, para levantar la pila de abono.
Procura que tenga bastante sombra para que no se seque.
Si quieres puedes conseguir un recipiente para colocar el
abono. El contenedor no es imprescindible.
Empieza por acumular materiales desechables como montones
de césped cortado, cáscaras de plátano, corazón y troncos de manzana, restos de
plantas, etc. A medida que consigas desperdicios, agrégalos a la pila.
Entierra los restos de comida y cúbrelos bien para
mantener alejadas las pestes. No agregues grasas animales ni huesos porque
atraerás a los animales.
Para lograr una buena descomposición tiene que haber
humedad, oxígeno, nitrógeno y tierra: las bacterias ayudan a la desintegración.
El fertilizante comercial aporta el nitrógeno.
Para asegurarte que la pila conserve la humedad levanta
la capa superior y fíjate en la capa de abajo. Si está seca, agrégale agua.
Debe estar siempre húmeda.
Para airearla, remuévela con una pala o rastrillo de
tanto en tanto.
De tanto remover la pila y desintegrar los componentes,
tomará temperatura constante y luego bajará. Así se producirá la descomposición
necesaria en abono.
Empieza la pila de abono en el otoño para que esté lista
para usar en la primavera. Los meses de invierno no lo afectarán.
Sabrás que está listo cuando haya tomado un color marrón
oscuro parejo. Su textura será la de una esponja húmeda y rugosa y olerá a
tierra. Esto ocurrirá en un promedio de 2 a 4 meses.
En el modo tradicional de
compostar, en el suelo o en estercoleros, se ponían capas de tierra en el suelo
para evitar llamar la atención de roedores a los restos de comida, cosa que no
ocurre nunca en un compostador. También se solía añadir serrín para absorber el
exceso de humedad.
Los compostadores tienen la ventaja de que no necesitan energía para funcionar. Tampoco requieren
gastos de mantenimiento y están especialmente diseñados y construidos para
estar a la intemperie.
Una vez que el compost está
maduro, necesitaremos una criba o tamiz para separar el abono más fino de las
partes más gruesas (ramitas, piñas, etc.). Lo más práctico es recolectar todo
el compost tres o cuatro veces al año.
Unas cuantas paladas de compost
requieren que, con la mano, cubierta previamente con un guante, presionemos la
materia para que sólo el abono más fino pase por los agujeros. Una vez
tamizado, sólo tienes que decidir qué tierras quieres abonar para producir
excelentes cosechas y exuberantes floraciones.
Como hacer compostera y abono orgánico
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